• Jueves: Vortrag en el MUMOK – Andr�s Ram�rez Gaviria

    Date posted: May 1, 2006 Author: jolanta

    Jueves: Vortrag en el MUMOK

    Andr�s Ram�rez Gaviria

    p> Eran sobre las
    cinco de la tarde cuando entré en la librería del Museum Quartier
    para calentarme un poco. Di el mismo paseo que acostumbro, ojeando algunos libros
    sin preocuparme mucho por otros – perfilando, mas que nada, la apariencia
    del consumidor. En la sección de las revistas, ya saliendo de la tienda,
    un joven de unos dieciocho años, con cara desinteresada, me dio una octavilla
    azul.

    “Tome!”, dijo sin explicar nada más antes de volver al lugar
    donde un grupito de amigos, todos con octavillas, lo esperanban.

    La hoja anunciaba:

    MUMOK

    Jeff Wall – Vortrag

    2-Stöck

    Sala B

    7:00 pm

    Me alegré
    al instante. Sabía que no tenía tiempo suficiente para coger el
    tren al estudio, terminar allí el trabajo que tenía pendiente y
    volver nuevamente, antes de las siete, al Museo. Había encontrado la excusa
    que buscaba: dejaría el trabajo para el próximo día.

    Mucho se ha protestado
    contra la arquitectura del MUMOK. La críticos la han denunciado como una
    profecía a la decadencia. “ Digna de una sociedad en descomposición,
    para cuerpos en descomposición…” , creo que leí en uno
    de los periódicos locales. “ No por pura concidencia es Viena la
    cuidad que engendró a Freud”, apuntaba otro. A lo mejor, en esta
    ocasión, la crítica no se encontraba muy lejos de la verdad. Al
    principio estaba en desacuerdo, pero con el tiempo y las visitas he ido inclinando
    mi opinión hacia la de los escépticos.

    La estructura del
    museo es básicamente una piedra: nada llamativa y tremendamente impráctica.
    No solamente repele estéticamente sino que, peor aún, desde un
    punto de vista funcional es básicamente inaccesible. Con la entrada principal
    en la cuarta planta, una persona con gusto por el arte moderno tiene que escalar
    una montaña de escaleras antes de tener acceso a las obras que la ciudad
    pone a su disposición.

    El salón donde se llevó a cabo la charla, en la segunda planta
    (en total caminé seis: cuatro para arriba, dos para abajo) no era muy
    diferente al Museo en su fisonomía: compacto y oscuro, dándole
    a uno – aun estando, en este caso, en el segundo nivel- la impresión
    de permanecer hundido en un sótano. Fui el primero en llegar, una hora
    antes del inicio.

    En los asientos
    de la sala había un folleto para los visitantes con información
    sobre el artista. Compuesto de dos o tres páginas, se encabezaba con el
    título: “Jeff Wall, el último modernista”.

    Debajo de una de
    las ilustraciones se podía leer algo como: “…aunque la teoría
    es importante en la creación y apreciación del arte, la obra que
    categorizaría como exitosa existe en una esfera que va más allá
    de cualquier explicación teórica…”

    Creo que en un rincón citaban también a Kierkegaard: “El ser
    (la existencia) precede el conocimiento (la racionalidad)…”

    El acto comenzó
    con el moderador anunciando que no se trataba de una presentación, sino
    de una conversación entre él y Jeff (su amigo). El iniciaría
    la charla con preguntas (diez en total), que en realidad no serían interrogaciones
    propiamente dichas, sino iniciativas para provocar un diálogo productivo.
    Lo que a fin de cuentas significó mucha palabrería de su parte,
    antes de formular lo que, efectivamente, terminaría siendo una pregunta.

    ¿Consideraría la experimentación de los sesenta y setenta
    productiva o contra-productiva en la evolución de la fotografía
    como género? ; ¿cómo explicaría la influencia de
    la teoría de la estética de Hegel en su obra?; ¿qué
    relación trazaría él entre su obra y la tradición
    de la pintura de los últimos 500 años?… Y otras cuestiones por
    el estilo.

    Jeff Wall, por
    su parte, se mostró directo en sus respuestas, atendiendo sobre todo a
    los aspectos pragmáticos y formales de su fotografía.

    Entre preguntas – las del moderador y las del público- y respuestas
    –las de Jeff Wall- la presentación duró algo más de
    dos horas. El cierre lo anunció el moderador, dándole las gracias
    al fotógrafo por su asistencia.

    Dejando a la mayoría
    de los visitantes agolparse frente del podium por un autógrafo del artista,
    me quedé sentado un instante mirando al moderador, que con un aire algo
    arrogante intentaba acaparar algo la atención. Oí como le respondía
    a un estudiante (seguramente de filosofía) que esperaba en turno su autógrafo:

    El arte que le
    interesa al artista no se presta a los debates de la teoría posmoderna”.

    Me pareció excelente: en una charla moderada por uno de los más
    prestigiosos teóricos del arte, se acentuaba la inutilidad de la teoría
    en la apreciación del arte.

    Parece que vagar
    de vez en cuando por las librerías de Viena tiene sus recompensas.

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